Forma parte de esa generación de niños inspirados por Félix Rodríguez de la Fuente. Solo que Alberto Redondo consiguió imitar a su ídolo y hacerse un hueco en el difícil mundo de los documentales de naturaleza. Sus premiadas series, como Descubriendo el comportamiento animal o Ver la ciencia, ocupan las tardes de La 2 y se han visto en el canal internacional de TVE. Hoy, mientras recuerda los paseos con su abuelo fotografiando el campo cordobés con una Nikon FE2 -que aún conserva-, nos habla, entre otras cosas, de cómo los drones han revolucionado el cine científico.

Cuando, desde Aerial Insights, tuvimos la oportunidad de conocer su premiado trabajo, no dudamos de que necesitábamos hacerle un hueco en nuestro blog. Su carrera (ver perfil al final del artículo) y su reciente relación con los drones le hacen el invitado perfecto en nuestro espacio.

¿Cómo es abrirse camino en el mundo del documental y la divulgación científica?

Es un mundo muy difícil, no hay apenas mercado y se requiere mucha inversión. Aunque los equipos son muy importantes y hay que gastar en objetivos, cámaras y otros componentes, también hay que invertir en tiempo y trabajo. Y no siempre con retorno.

La competencia en este mundo es BBC y National Geographic, con sus presupuestos millonarios. Pero he tenido suerte, también gracias a que soy profesor de zoología en la Universidad de Córdoba, es mi seguro. Llevo ya una década dedicándome al cine científico de forma profesional.

Aun así, lo mejor de la divulgación científica es trabajar con chavales. Recuerdo una anécdota en un cole con niños pequeños. Tras ponerles un documental de mariposas y explicarles varias cosas, se acercó un niño pidiéndome que le firmase un autógrafo. Se me ocurrió pintarle una mariposa en la mano y acabé pintándosela a toda la clase.

Un drone te deja volar e inventarte nuevos planos, jugar a ser un pájaro

¿Por qué has apostado por hacerte piloto de drones?

Los drones son la herramienta soñada, en cuanto se aprobó la primera legislación no lo dudé ni un momento. Te permiten un punto de vista imposible con otros métodos. Las posibilidades son tremendas. Un drone te deja volar e inventarte nuevos planos, jugar a ser un pájaro. Es muy creativo, las cosas nuevas que te permite son incontables.

documental alberto redondo con drones

¿Trabajas ya con el drone a nivel profesional?

Pues sí, en los últimos meses he estado grabando ballenas con el drone en la isla de El Hierro, en la que se ha generado una gran explosión de vida después de las últimas erupciones volcánicas. He estado en la selva en Brasil y también cerca del círculo polar, en Finlandia, aunque no en invierno. La verdad es que he grabado bastante. Casi todos los últimos documentales de la serie Ver la ciencia, que se estrenarán próximamente, cuentan con grabaciones hechas con el drone.

¿Qué retos tiene volar y grabar sobre el océano?

Por un lado, es complicado volar desde la zodiak, estar en equilibrio para el despegue y el aterrizaje y asegurar que cuando el drone entra en modo vuelta casa regresa a la zodiak y no al mar. También es un reto respetar las distancia de seguridad con los animales y controlar la reflexión de la luz en el agua, tienes que cambiar constantemente los parámetros de la cámara e ir ajustándola manualmente para lograr la exposición correcta. Por último, el viento complica los vuelos y en varias ocasiones te ves forzado a suspender el rodaje.

 

Los desafíos en la selva brasileña serían completamente distintos.

Sí, en Brasil estuvimos rodando un documental sobre los mazamas, una especie de ciervos de la selva. Aquí los problemas eran sobreponerse a la niebla y la lluvia, casi constantes, y evitar que el drone se mojase. Además, no había sitios cercanos donde recargar la batería, por lo que teníamos que cargar con un juego de varias baterías, el drone y el resto del equipo para asegurarnos un día de rodaje. Al final, lo más difícil era siempre buscar una zona de buena visibilidad en un ecosistema con mucha vegetación.

¿Cómo pueden cambiar los drones el género del documental?

Cada vez se usan más. Hoy en día parecen imprescindibles para cualquier producción. No es que vayan a hacerlo, es que los drones ya han revolucionado la industria cinematográfica.

Algunas producciones incluso abusan de ello, como pasó antes con el timelapse. La fotografía aérea era un pastel que era muy caro, ahora nos lo han puesto barato, nos pegamos el atracón y a veces nos duele la barriga.

La fotogrametría traerá unas posibilidades increíbles en el futuro a nivel de visualización

¿Contribuirán a la conservación del medio ambiente?

Sin duda, y no solo porque te enseñan la vida salvaje desde otro punto de vista. Se han convertido también en una herramienta de investigación muy importante. Nos queda mucho desarrollo por delante en este sector, está en pañales.

La fotogrametría traerá unas posibilidades increíbles en el futuro a nivel de visualización y de generar estructuras en 3D. Por ejemplo, ahora mismo acabamos de usar un drone equipado con una cámara termográfica para censar una población de gacelas en el desierto de Túnez.

¿Cómo interfieren los drones con la vida salvaje?

Últimamente vemos un montón de vídeos de animales atacando drones. Es cierto que un drone puede ser muy molesto para la fauna, pero bien usado sorprende su nivel de inocuidad. Hay que ser sensato, y no solo por las aves. He visto drones atacados por mariposas. Las más territoriales luchan entre ellas y cuando encuentran un drone no dudan en atacarlo. Las libélulas también se ven afectadas y muchos animales de tierra se asustan y se provocan estampidas.

Habría que dar a conocer este tipo de cosas. Un buen consejo es no acercarse a ningún animal con el drone, mantener siempre una distancia prudencial y, cuando se note que cualquier animal cambia su comportamiento, ya sea porque huye o porque se acerca, retirarse de la zona.

Como decías antes, los drones han cambiado el cine científico. ¿Qué importancia tiene la divulgación para la ciencia y para la sociedad?

Salvo casos muy concretos de inversión privada, la ciencia se hace gracias al dinero de los contribuyentes, la pagamos todos. Pero la sociedad no se entera del resultado, no recibe ese retorno porque se publica en revistas muy especializadas. Los científicos tenemos una asignatura pendiente: contarle a la sociedad lo que hacemos. Y la herramienta del cine es única para alcanzar ese objetivo.

Alberto José Redondo Villa es doctor en Ciencias Biológicas y profesor de zoología en la Universidad de Córdoba. Más allá de la docencia, hace 10 años que se dedica al documental como productor, director, cámara y realizador. Está detrás de series como Descubriendo el comportamiento animal, Priego a través de las mariposas o Ver la ciencia.

En España, ha sido premiado por su trabajo en la Bienal Internacional de Ronda (mejor documental científico) y recibió el prisma de bronce internacional a la divulgación científica de manos de los Museos Científicos Coruñeses. Internacionalmente, su labor ha sido reconocida por el International Science Film Festival of Athens, el Rome Docscient o la Muestra Internacional de Cine y Video Científico de Medellín (Colombia), entre otros.

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