Entrevista publicada en infodron.es. En el empleo de RPAS para labores de mejora en agricultura y medioambiente es tan imprescindible saber manejar eficazmente un sistema de vuelo como contar con un buen equipo de análisis y cálculo de los datos recogidos. De esta segunda parte se ocupa la zaragozana Aerial Insights, que tiene ingenieros informáticos en Barcelona, Lugo y Moscú (Rusia). El fundador de la compañía, Fernando Navarro, explica a Infodron.es cómo trabajan coordinándose de forma online. Ellos no manejan drones, se dedican al diseño del software que interpreta las imágenes.
¿Cuándo se puso en marcha Aerial Insights?
Empezamos con el runrún del negocio de los drones hace cuatro años. Pero en realidad era una excusa para enredar e innovar con ellos. En ese momento vimos que era excesivamente complicado para nosotros y decidimos, para mantenernos en nuestros zapatos, hacer software. Hace unos dos años ya teníamos una idea moderadamente clara de dónde debíamos estar, que era calcular mapas para otros, y en el último año hemos sacado el producto tal y como podéis encontrarlo en Internet, y ya llevamos un año cobrando por el servicio. Ahora tenemos un montón de máquinas que calculan por nosotros, y nos dedicamos a verificar que los cálculos estén bien, pero el proceso ya es todo automático.
¿Qué puede contar del trabajo que hacen para agricultura de precisión?
Nuestros clientes habituales son pilotos, y frecuentemente nos llegan desde la agricultura, o bien el piloto o el ingeniero agrícola que da servicio a una explotación de tamaño medio-grande. Normalmente lo que buscan es identificar con fotografía aérea problemas que puedan tener los cultivos en el subsuelo, o bien determinar cuan afín es el sustrato que tienen debajo para la agricultura, por ejemplo zonas inundables, zonas con más piedra o que son más ricas en sustrato. Todo esto se puede sacar con fotografías aéreas.
¿A partir de qué tamaño consideran que una extensión es lo suficientemente grande para que merezca la pena el coste del vuelo y el análisis?
Nuestros servicios cuestan de unos 30 a 100 euros, pero el servicio final puede costar entre 300 y 3.000 euros cuando es una consultoría al uso. Hay que tener en cuenta que, para todo el proceso, hay que desplazar un piloto, una furgoneta, un dron que vale dinero, y hay que hacer un procesamiento. Además, el ingeniero agrónomo de la explotación va a tener que hacer la interpretación de todos los datos. Con lo cual, necesitas una explotación que tenga un margen de beneficio elevado, o bien que tenga una extensión suficiente para que merezca la pena pagar este dinero.
¿Cuál es esa extensión?
En el caso de viñedos o cultivos de alto valor, pueden ser menos de diez hectáreas, pero tiene que ser una explotación que esté generando suficiente dinero, un vino muy especializado o algún tipo de cultivo o de fruta que tenga un precio elevado, como fruta de temporada que es muy demandada. A nosotros nos llega cereal, mucho frutal y mucho viñedo. Con pequeños márgenes de ahorro, por ejemplo en agua y pesticidas, llevados a toda la extensión merece la pena.
¿Conocen las necesidades de la agricultura o trabajan con algún ingeniero agrónomo?
Como ingenieros informáticos trabajamos en el cálculo de estos mapas, sobre todo con cámaras multiespectrales, se ve de vez en cuando alguna hiperespectral, pero no mucho, y el resultado final es un mapa que te dice con falso color dónde se están secando las plantas, dónde están empezando a tener problemas, etc. Todo esto se identifica antes de que sea evidente a simple vista. Lo que hemos aprendido es a calcular de forma que no den falsos positivos ni falsos negativos, y sobre todo a calcular grandes extensiones, que supone tener varios ordenadores calculando y habilidades que un ingeniero agrónomo puede no tener, pero hablamos con ellos para implementar los algoritmos.
¿Cuál es su nivel de negocio?
Ahora mismo estamos entre los 200 y 300 clientes, una parte de ellos ya nos llama con frecuencia, han decidido que no les interesa calcular y nos ceden esta parte a nosotros. Ellos nos entregan las imágenes y nosotros el mapa. Configurar un servidor, pagar la licencia del software de cálculo y conseguir calcular bien es complicado, entonces los operadores de RPAS que nos contratan nos dan sus imágenes y les damos los resultados. El negocio va lento, porque va lento para todo el mundo, hay empresas que están trabajando muchísimo pero que se están presentando a licitaciones gordas, o tienen un cliente cautivo muy grande. Nuestro cliente de momento es el pequeño piloto, y vamos al ritmo que van ellos.
¿Qué proyectos tienen previstos?
Ahora vamos a sacar líneas de negocio para solar y minería, de forma que podremos empezar a trabajar para un cliente más grande, y con ellos hay más movimiento. Pero no vamos a dejar de trabajar para el pequeño piloto porque es un cliente que nos gusta. Dentro de la cadena de valor estamos en medio, en los problemas técnicos, que es un nicho complicado pero en el que nosotros estamos muy cómodos, programando software y configurando servidores. Yo diría que el 90% de la gente que está en el negocio de los RPAS tiene que hacer estos cálculos en algún momento, con lo cual somos un proveedor demandado.